El programa MOL (Manned Orbiting Laboratory) es uno de los proyectos más fascinantes y al mismo tiempo menos conocido de la Guerra Fría. En los años 60 los Estados Unidos diseñaron y comenzaron a construir una estación espacial militar para espiar a la Unión Soviética que sería básicamente un gran telescopio orbital tripulado por dos astronautas. A pesar de que la existencia del programa MOL se conoce desde hace medio siglo, solo recientemente hemos conocido los detalles del proyecto. Y es que, aunque parezca mentira, hasta hace tan solo unos años nadie sabía cómo era el interior de esta estación espacial.
Estación espacial militar MOL. La configuración real fue desclasificada en 2012. A la derecha se aprecia el telescopio de la cámara KH-10 DORIAN (NRO).
El concepto que dio origen al programa MOL era muy simple. A principios de los años 60 todos los satélites espías usaban película fotográfica, lo que significaba que la vida útil de cada vehículo estaba limitada de antemano por este factor. El dilema al que se enfrentaban los militares de las dos superpotencias era usar satélites con una gran cobertura y poca resolución o, por el contrario, vehículos dotados de telescopios de altísima resolución pero con una cobertura del terreno muy pobre. MOL debía solucionar este dilema de una vez por todas gracias al empleo del enorme telescopio espacial KH-10 DORIAN. Dotado de un espejo primario de 1,83 metros de diámetro, era un auténtico monstruo para la época y solo sería superado en los años 70 por los satélites KH-11 KENNAN/CRYSTAL y sus espejos de 2,4 metros. Gracias a su potente óptica, MOL habría sido capaz de ver detalles en la Unión Soviética con un tamaño de tan solo diez centímetros, más que suficiente para ver gente caminando por las calles (la resolución exacta dependía de la altura de la órbita, lógicamente).
La desventaja de usar un gran telescopio era que la extensión del terreno cubierta por cada imagen era muy pobre, pero aquí es donde entraban en juego los astronautas. En vez de tomar fotos a lo loco, los tripulantes se turnarían para observar la superficie terrestre y ellos serían los encargados de decidir si un objetivo determinado merecía o no la pena, ahorrando una preciosa cantidad de película fotográfica. La idea era buena, pero a cambio había que dotar al MOL de todos los sistemas para mantener a dos astronautas vivos durante un mes como mínimo. Desafortunadamente, los seres humanos somos unos animales sucios e inquietos que requerimos de complejos sistemas de soporte vital y de molestos periodos de descanso, por no hablar de las engorrosas vibraciones que solemos generar dentro de cualquier nave espacial. Y solucionar estos problemas no es una tarea sencilla. El resultado fue que el MOL sería caro, realmente caro.
Dibujo del MOL de los 60 censurado para que no aparezcan detalles del telescopio KH-10. La cápsula Gémini se ve a la izquierda (USAF).
El programa MOL nació en diciembre de 1963 como una especie de premio de consolación para los militares después de que la Casa Blanca decidiese cancelar el avión espacial X-20A Dyna Soar, aunque no sería formalmente aprobado por el presidente Lyndon B. Johnson hasta el 25 de agosto de 1965. Desde finales de los años 50 el Pentágono había destinado una ingente cantidad de dinero para tener su propio programa espacial tripulado y el MOL sería el instrumento para hacer realidad estos esfuerzos de una vez por todas. El diseño del MOL era muy simple. Se trataba de un gran cilindro de 17 metros de longitud y 3,2 metros de diámetro dividido en dos secciones, una con los equipos y el compartimento presurizado de la tripulación (Laboratory Module), y la otra (Mission Module), de 11 metros de longitud, destinada a albergar la óptica de la cámara KH-10 DORIAN.
Configuración del MOL (NRO).
Encima del cilindro estaría situada una cápsula espacial Gémini B -originalmente denominada Gémini X- en la que viajarían los dos astronautas. El conjunto de 22 metros de longitud y 20 toneladas de peso sería lanzado como una sola pieza mediante un cohete Titán IIIM, una variante pesada del Titán IIIC desarrollado por la Fuerza Área de los EEUU (USAF) para el programa Dyna Soar más parecido al futuro Titán IV que a su predecesor. El MOL y la Gémini B despegarían desde la rampa SLC-6 de la base de Vandenberg y serían situados en una órbita casi polar para cubrir así la mayor parte de la superficie terrestre… y, por supuesto, de la URSS.
Cohete Titán IIIM para el programa MOL (NRO).
Prueba de la Gémini B de 1966 con una maqueta del MOL sobre un Titán IIIC (USAF).
La elección de la nave Gémini no estuvo ausente de polémicas. La Gémini había sido concebida después de la Mercury y la Apolo como un vehículo intermedio entre ambas naves para que la NASA ganase experiencia en actividades extravehiculares, acoplamientos espaciales y misiones de ‘larga’ -para la época- duración. Era una cápsula versátil, pero su diseño estaba muy limitado, y era imposible dotarla de un puerto de atraque frontal para acoplarse con otro vehículo. No obstante, y pese a sus limitaciones, se trataba de una nave mucho más barata y ligera que la Apolo, por lo que podría ser lanzada mediante los cohetes Titán de la USAF.
Como consecuencia, el MOL no tendría un puerto de atraque y solo podría recibir la visita de una tripulación. Los dos astronautas de la Gémini B accederían al compartimento presurizado de la estación a través de una escotilla situada en el escudo térmico en la parte trasera de la cápsula que conducía a un pequeño y estrecho túnel que comunicaba con el compartimento presurizado. La construcción de esta escotilla fue una fuente constante de preocupaciones para los ingenieros, temerosos de poner en peligro la integridad del escudo térmico de ablación. Con el fin de comprobar que el diseño era correcto, el 3 de noviembre de 1966 se lanzó una nave Gémini B no tripulada mediante un Titán IIIC sobre una maqueta del MOL. La nave volvió de una pieza, demostrando que la escotilla no era ninguna amenaza. Sería lo más cerca que estuvo el MOL de alcanzar el espacio.
Nave Gémini B (NRO).
Túnel de acceso al compartimento presurizado del MOL (NRO).
Escotilla en el escudo térmico de la Gémini B (http://americanspacecraft.com/pages/gemini/gem-molb.html).
Escafandra de los astronautas del MOL (http://americanspacecraft.com/pages/gemini/gem-molb.html).
Los dos astronautas debían permanecer un mes en el espacio tomando fotografías con el telescopio KH-10. Treinta días no parece gran cosa hoy en día, pero a mitad de los años 60 el récord de permanencia en el espacio era de solo unos días, así que nadie sabía si el cuerpo humano podría aguantar tanto tiempo en microgravedad. El MOL no generaría electricidad mediante paneles solares, sino que usaría células de combustible similares a las de las naves Apolo. Aunque se le suele denominar ‘estación espacial’, quizá esta expresión sea demasiado generosa para referirse al MOL. El compartimento presurizado tenía unas dimensiones de 4,2 x 3,2 metros, por lo que más que una estación se trataba de un pequeño habitáculo orbital. Vivir un mes dentro del MOL hubiera sido duro incluso para los espartanos estándares espaciales de la época. Curiosamente, dentro del compartimento se usaría una mezcla de oxígeno puro y helio, lo que significa que los dos astronautas hubieran tenido un tono de voz bastante gracioso mientras discutían sobre qué objetivos soviéticos había que fotografiar.
Partes del MOL (NRO).
Todo en el MOL giraba alrededor del telescopio KH-10 DORIAN, a cargo de la por entonces ultrasecreta agencia NRO (National Reconnaissance Office). Efectivamente, el programa a nivel general, así como las partes no clasificadas, estaban controladas por la USAF, pero la óptica era el terreno exclusivo de la NRO. Hasta hace pocos años nadie sabía cómo era este telescopio y, por extensión, el verdadero aspecto del MOL. Durante décadas se supuso que el espejo primario del KH-10 estaría fijado al interior del cilindro y que observaría la superficie terrestre gracias a un espejo móvil y una apertura lateral, un esquema usado por los satélites espía CORONA y GAMBIT. Sin embargo, durante los años 90 y la primera década del siglo XXI los analistas barajaron la posibilidad de que el MOL se pareciese más al KH-11 KENNAN o el Hubble, es decir, el cilindro del telescopio estaría abierto por el extremo trasero y observaría la superficie terrestre con la nave situada perpendicularmente a la superficie terrestre, como si fuera un enorme telescopio astronómico tripulado.
Reconstrucción del MOL por Charles P. Vick en 1993 sobre el diseño de la cámara KH-10 DORIAN. Como vemos, la apertura está en el lado opuesto al real (Charles P. Vick).
Maqueta del MOL de hace unos años que muestra incorrectamente el telescopio KH-10 como un cilindro abierto (http://blog.theavclub.tv/post/mol-update-4).
Y, aunque parezca mentira, no sería hasta 2012 cuando la NRO desclasificó la verdadera configuración del KH-10, por lo que la inmensa mayoría de modelos e imágenes del MOL que circulan por ahí son en realidad incorrectos. Efectivamente, los analistas de la vieja escuela tenían razón y el MOL debía haberse desplazado horizontalmente con respecto a la superficie de la Tierra, observando sus objetivos a través de una apertura lateral. Los dos astronautas habrían trabajado de espaldas a la Tierra frente a una consola que tenía varios oculares para identificar los objetivos. Además de poder ver directamente el terreno que sobrevolaban a través del potente KH-10, los astronautas hubieran podido contemplar con menos aumentos el terreno situado frente a ellos a medida que el MOL orbitaba la Tierra para poder identificar previamente los blancos interesantes con tiempo más que suficiente.
Configuración real del MOL (Giuseppe De Chiara).
Detalles de la óptica del KH-10 DORIAN (NRO).
Movimientos posibles del espejo de seguimiento de la cámara KH-10 DORIAN (NRO).
La cantidad de película fotográfica de la que disponían y sus características siguen siendo alto secreto, pero una vez completada su misión los astronautas introducirían los rollos fotográficos en la cápsula Gémini B y regresarían a la Tierra. El resto de la estación y el telescopio se destruirían al reentrar en la atmósfera terrestre poco después. Para objetivos especialmente urgentes, el MOL estaría equipado con una cápsula capaz de enviar fotografías a la Tierra antes de finalizar la misión, probablemente similar a las usadas por los satélites GAMBIT. Debido al elevado coste del proyecto, solo se lanzarían estaciones MOL de forma puntual una vez al año aproximadamente. En una fase posterior se estudió dotar al MOL de puertos de atraque suplementarios para permitir el relevo de las tripulaciones y ampliar su vida útil.
Consola de los astronautas para manejar la KH-10 (NRO).
Estaciones de trabajo de los astronautas dentro del compartimento presurizado (NRO).
Un astronauta del MOL durante el entrenamiento en el simulador (NRO).
Interior del modelo del compartimento presurizado del MOL (NRO).
La primera misión del MOL debía haber tenido lugar en 1972, antes del lanzamiento del Skylab de la NASA, por lo que se habría convertido en la primera estación espacial norteamericana. Eso sí, las tripulaciones nunca llegaron a establecerse formalmente. Sin embargo, las críticas hacia el programa no pararon de aumentar a medida que su coste se disparaba. El principal rival del MOL no sería la Unión Soviética, sino los satélites espías norteamericanos no tripulados y, más concretamente, el satélite KH-9 HEXAGON. Dotado de cinco cápsulas para envío de película fotográfica, el HEXAGON sería el satélite espía analógico definitivo. Su resolución era inferior al del MOL, ya que solo alcanzaba los 0,6 metros de media, pero a cambio podía cubrir una superficie muchísimo mayor y además debía tener una vida útil más prolongada.
Comparativa entre el MOL (arriba) y el HEXAGON (Giuseppe De Chiara).
Desgraciadamente para el Pentágono, la escalada de gastos asociados con la guerra de Vietnam obligaron a la Casa Blanca a elegir entre uno de los dos programas. A principios de 1969 el presidente Nixon se decantó por el MOL y canceló el HEXAGON, pero las presiones de la CIA, la encargada de este proyecto, le hicieron dar marcha atrás. La CIA se impuso a la USAF y, finalmente, en julio de 1969 Nixon decidió cancelar el MOL, un proyecto que había doblado su coste original hasta alcanzar los tres mil millones de dólares. Del mismo modo, otras versiones del proyecto propuestas a la NASA -sin la cámara KH-10, obviamente- tampoco llegaron mucho más lejos. En un último intento de salvar el programa, la USAF propuso desarrollar una versión no tripulada del MOL con doce cápsulas SRV, pero esta variante no era rival para el HEXAGON ni en coste ni en prestaciones. Algunos de los espejos primarios del KH-10 acabaron en eltelescopio MMT, así que podemos decir que al final se pudo sacar algo de provecho de todo el programa.
Propuesta de MOL no tripulada con doce cápsulas SRV (NRO).
Diferencias entre el MOL tripulado (arriba) y el no tripulado (NRO).
La historia del MOL no terminaría ahí. Al otro lado del telón de acero la existencia del programa no había pasado desapercibida y como respuesta se crearon varios proyectos para contrarrestarlo. El más famoso sería el programa Almaz de la oficina de diseño OKB-52 de Vladímir Cheloméi. Almaz (‘diamante’ en ruso) tenía originalmente una configuración similar al MOL, formada por una estación espacial OPS (‘estación orbital tripulada’) sobre la que iría una cápsula VA (‘aparato de retorno’) con capacidad para tres cosmonautas. A diferencia del MOL, la OPS tendría un puerto de atraque adicional que permitiría el acoplamiento de naves tripuladas TKS, también dotadas de cápsulas VA, para el relevo de la tripulación. El programa Almaz terminaría por fusionarse parcialmente con elementos de la oficina de diseño OKB-1 de Serguéi Koroliov, así que las OPS se lanzarían sin tripulación y en vez de naves TKS se emplearían Soyuz. Aunque sus prestaciones eran más modestas que el MOL (la resolución de la cámara Agat-1 era ligeramente inferior a los tres metros), la Unión Soviética llegó a operar en órbita dos estaciones militares OPS bajo la tapadera del programa civil Salyut. En definitiva, podemos decir que la réplica soviética del MOL llegó mucho más lejos que su contrapartida estadounidense. Pese a todo, sus resultados no entusiasmaron a los militares, que abandonaron el proyecto Almaz en favor de los satélites espías no tripulados, mucho más baratos.
Diseño original de la estación espacial soviética Almaz.
Con respecto a los militares norteamericanos, el MOL no sería el último intento para hacerse con su propio programa espacial. En los años 70 participarían en el diseño y financiación del transbordador espacial con el fin de llevar a cabo misiones militares desde Vandenberg. Pero, una vez más, la suerte no estuvo con el Pentágono y estas misiones serían canceladas tras la destrucción del Challenger en 1986.
Medio siglo después, todavía son muchos los misterios que rodean al MOL. El próximo octubre la NRO ha anunciado quedesclasificará nuevos documentosrelacionados con el MOL y pronto sabremos qué secretos todavía esconde este viejo proyecto
La entrada MOL, la estación espacial militar secreta de los Estados Unidos se publicó primero en Mundo oculto.
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